El almacenamiento de productos petrolíferos está regulado por una serie de normas muy estrictas destinadas a evitar derrames, explosiones y almacenamientos incontrolados, por ello, debe de ser realizado por instaladores autorizados.

Aunque la responsabilidad del almacenamiento realizado recae sobre el usuario, los primeros encargados en controlar la legalidad de una instalación son los distribuidores de gasóleo, que se exponen a sanciones en el caso de servir combustible en una instalación sin declarar.